La gran acogida de público que el pasado 18 de agosto de 2016 tuvieron los actos organizados por el Ayuntamiento de Cádiz y el Instituto Español para la Reducción de los Desastres (IERD) demuestran una vez más que la ciudad reclama la creación de un Museo Memorial de la Explosión que rinda un merecido homenaje a las víctimas, a quienes acudieron en su auxilio, a sus descendientes y a los ciudadanos de Cádiz, que supieron sobreponerse a la tragedia. Esta idea viene siendo impulsada desde hace algunos años por investigadores de la catástrofe como José Antonio Hidalgo Viaña y José Antonio Aparicio Florido, por lo que el proyecto ya no puede demorarse más. El momento es ahora…
Me llamo Ramona Gajete Rivero, tengo 85 años. Con 16 años me sacaron de los escombros cuando cuidaba de un niño llamado José María (Su madre se llamaba Isabel y su padre era policía). El niño estaba dormido en mis brazos mientras yo escuchaba la radio cuando estaba diciendo que el tranvía había descarrilado, En ese momento fue la explosión a las diez menos cuarto de noche. Los padres del niño me sacaron de los escombros con un brazo herido y la manita del niño herida también. Yo tenía la espalda llena de sangre, magulladuras en la cabeza, brazos y piernas heridas, cristales en el interior de los oídos y la boca llena de pólvora. Yo me incliné sobre el niño y lo protegí, por eso sobrevivió. Yo vivía junto al astillero, en la Casa del Moral en la calle Amadeo Rodriguez. Hoy en día vivo en Parla, un pueblo de Madrid.
Estimada Ramona. Mi nombre es José Antonio Aparicio y soy uno de los principales investigadores de la Explosión. Me gustaría ponerme en contacto con usted por vía telefónica para escuchar su relato y continuar con nuestras investigaciones sobre el trágico suceso. Sé que la casa del Moral se vino abajo casi entera y a su alrededor hubo muchos muertos. Mi correo electrónico es aparicioflorido@gmail.com. Si me indica su número de teléfono será para mí un placer llamarla.