El teniente coronel Antonio Ristori Fernández, en compañía del coronel Vicente de Juan, del comandante Francisco García Ráez y de un centenar de soldados de Infantería de Marina, dirigió las primeras brigadas de auxilia que llegaron a la zona siniestrada cuando aún persistía el riesgo de una segunda explosión.
Se encargó de la extinción del depósito de combustible del Instituto Hidrográfico y del rescate de supervivientes de la Casa Cuna y del Sanatorio Madre de Dios, donde presenció escenas dantescas.
Sus superiores iniciaron el procedimiento para la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando que, a diferencia de Pery, ni siquiera llegó a prosperar por razones jamás aclaradas. La heroica acción de Ristori, como no cabe calificar de otra manera, es otra de la historias silenciadas de una tragedia de la que se quiso pasar página lo más rápidamente posible.