El siguiente documento es un escrito dirigido al capitán general del Departamento Marítimo de Cádiz por el teniente de navío jefe de la Base de Puntales, Agustín Albarracín, informando de la existencia de 868 minas submarinas depositadas en la antigua Fábrica de Torpedos de Echevarrieta.
Tanta era la necesidad de espacio, que este comandante informaba de que en el mismo local aún cabían 350 más y que en el taller de Lanchas Rápidas cabían otras 550. Pocas semanas después de este escrito se reorganizarían las Defensas Submarinas de Cádiz, nombrándose al capitán de fragata Adolfo Baturone Colombo como primer comandante de esta nueva base.