La noche trágica de Cádiz

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José Antonio Aparicio Florido, autor del libro La noche trágica de Cádiz: testimonios inéditos de la Catástrofe de 1947, comenzó a escribir esta obra a principios de diciembre de 2006, sumergiéndose en una apasionante, sorprendente y desgarradora investigación que se prolongaría durante veintiún meses continuados, hasta el 17 de agosto de 2008, víspera del aniversario de la Explosión.

El libro nació como un homenaje a las víctimas, que no son meras cifras sino personas reales con nombres y apellidos; personas que tuvieron una existencia, a las que la locura armamentística del momento y una cadena de conscientes negligencias arrebataron la vida para siempre. De ellos solo cabe ya recuperar su memoria póstuma, para que no se les olvide…

Pero la investigación deparó no obstante grandes e inesperadas sorpresas. A pesar de partir del supuesto, por todos admitido, de que todos los documentos oficiales que pudieran hacer referencia a la catástrofe habían desaparecido en el incendio que calcinó el Archivo Naval de San Fernando el 2 de agosto de 1976, el autor fue descubriendo, conforme avanzaban los meses, que algunas unidades documentales con información de la Base de Defensas Submarinas de Cádiz y del trágico suceso no se encontraban en el archivo incendiado sino en otras dependencias de la Armada.

Así es como ahora sabemos con absoluta precisión el armamento que había en el almacén de minas núm. 1 el día en que éste hizo explosión, los explosivos que contenían las minas submarinas y cargas de profundidad que allí fueron estibadas, y las características técnicas y condiciones de conservación en que se encontraban. ¡¡¡Incluido un análisis químico de las famosas minas rusas!!!

La lectura de este libro demostrará que, al contrario de lo dictaminado por el juez que instruyó el sumario 197/47, las causas de la explosión sí tenían mucho que ver con la naturaleza propia de los explosivos almacenados y por tanto señalan directamente al Estado como único responsable del siniestro, que todavía hoy sigue sin ser atribuido oficialmente a nadie.

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