Logotipo del Museo Memorial de la Explosión de 1947Lo que se puede leer a continuación es el proyecto presentado el 17 de septiembre de 2015 en el Ayuntamiento de Cádiz para la creación, por iniciativa ciudadana, del «Museo Memorial de la Explosión de 1947».

1. Introducción.

Desde el día en que se produjo la Explosión de Cádiz un fatídico 18 de agosto de 1947, las víctimas de la catástrofe, sus descendientes, los ciudadanos y los investigadores que se han preocupado de mantener vivo este recuerdo vienen reclamando cada vez con más fuerza la creación de un museo que albergue una memoria perpetua de la tragedia y que rinda un merecido homenaje a los desaparecidos. Muchas familias quedaron marcadas para siempre por la pérdida de algunos de sus miembros y los hijos de los fallecidos aún se preguntan cómo habría cambiado su vida si sus padres hubieron vuelto aquella noche a sus casas con vida.

En una época de profundas restricciones en todos los órdenes y de penuria generalizada enfatizada por la autarquía, la destrucción de gran parte de la ciudad marcó la historia hasta el punto de haber dejado un eco imborrable que se transmite de generación en generación. Las causas que la provocaron fueron silenciadas por el Estado, que tres días después ya sospechaba sin apenas margen de error lo que había ocurrido en el polvorín de la Base de Defensas Submarinas: unas cargas de profundidad contenían un explosivo muy sensible, que no era TNT puro y que habían reaccionado de forma incontrolada por su mal estado de conservación.

Después de varias décadas es justo rendir el correspondiente homenaje a quienes sufrieron por aquella tragedia, a quienes intentaron evitarla, a quienes fueron a auxiliarles y a quienes llevan décadas queriendo saber la verdad que está detrás del funesto suceso.

El proyecto que aquí se plantea debe quedar al margen de intereses políticos o económicos y no debe ser bajo ningún concepto un motivo de confrontación sino de encuentro y reconciliación, sin que esto signifique renunciar en modo alguno al reconocimiento de su responsabilidad, cuyo momento llevamos muchos años esperando pacientemente. Para los hijos de las víctimas, además, no queda mucho tiempo.

2. Áreas temáticas.

El Museo estaría configurado en cinco áreas temáticas, ordenadas cronológicamente con el propósito de que el visitante obtenga una idea clara de cómo era la ciudad tras la Guerra Civil Española, el contexto histórico en el que tuvo lugar la Explosión y la influencia que ésta tuvo en la ciudad en años sucesivos. La última área temática estaría dedicada a la memoria de las víctimas de la catástrofe, así como a aquellas personas que arriesgaron su vida en las operaciones de rescate.

A continuación se relacionan las áreas temáticas, cuyos detalles se describen en las subsecciones 2.1 a 2.5:

1. Cádiz en la postguerra.
2. La Base de Defensas Submarinas.
3. Los efectos de la explosión.
4. La destrucción de los Astilleros de Echevarrieta.
5. Las víctimas de la catástrofe de 1947.

2.1. Cádiz en la postguerra.

En esta primera área temática se expondrán objetos, fotografías, planos y otros elementos que permitan al visitante componer una imagen retrospectiva de cómo era la ciudad y su vida social a finales de los 40 del s. XX.

2.2. La Base de Defensas Submarinas.

En esta área o sala temática se expondrán objetos y fotografías de lo que fue la historia de la Base de Defensas Submarinas causante de la explosión: un solar sin uso que Horario Echevarrieta compró para la construcción de la Fábrica Nacional de Torpedos, luego campo de concentración, taller de reparación de automóviles y por último, polvorín.

Se expondrían aquí documentos y fotografías que explicarían el motivo de la llegada de las armas submarinas a Cádiz y su almacenamiento en este lugar de fortuna sin suficientes medidas de seguridad. Serían objetos de especial interés efectos que pueda ceder la Marina como torpedos, minas submarinas, cargas de profundidad de carácter histórico, a ser posible de los mismos modelos que los existentes en su día. Interesaría especialmente hallar el chasis de una carga de profundidad WBD alemanas, que fueron las causantes de la explosión. En el Museo de la Spezia (Italia) existe un modelo idéntico.

Interesaría también exponer con carácter permanente una o varias planchas matrices de cobre para la elaboración de las cartas náuticas del Instituto Hidrográfico, de las que existían aquí el día de la Explosión.

Como objetos personales se expondrían también elementos del vestuario de los marineros y militares, armas de la época, correajes, medallas, documentos de identificación personal, etc.

2.3. Los efectos de la explosión.

En esta sala se expondría, como elemento a destacar, la maqueta de Cádiz que se hizo para la exposición de 1997 en conmemoración del 50º aniversario de la catástrofe. Se expondrían en gran formato imágenes del área devastada, tanto las que se sacaron desde los aviones enviados por el Gobierno, como las tomadas en tierra por los periodistas que acudieron al lugar, haciendo mención de los nombres de los fotógrafos y una breve reseña sobre ellos por la importancia de su trabajo. Convendría destacar aquí las dificultades que se encontraron para desempeñar su labor, las anécdotas que sucedieron por el silencio de la censura y el resultado posterior en las hemerotecas. Cabe aquí mostrar a gran tamaño las portadas de los distintos medios de comunicación que se hicieron eco de las noticias.

Existen objetos que sobrevivieron a la explosión y que está en manos de particulares, los cuales habría que rescatar y conservar en este Museo de forma permanente. Probablemente entre estos objetos se conserve algún mobiliario de la época ya sea pertenecientes a particulares, a la Marina o a la Diputación de Cádiz, propietaria de la Casa Cuna.

También se podría exponer material alegórico semejante al de la época que ayude a evocar determinados hechos, como la pizarra que encontraron en la Casa Cuna en la que una monja había escrita con tiza: “Los progresos de la civilización sólo contribuyen a la invención  de armas, que destruyen la Humanidad”. Rejas con hierros retorcidos y un cúmulo de escombros pueden permitir evocar una cruel realidad: los hogares sepultados.

2.4. La destrucción de los Astilleros de Echevarrieta.

La Explosión de Cádiz supuso el fin de los Astilleros de Echevarrieta, su quiebra definitiva y la incautación final por parte del Instituto Nacional de Industria. Esta sala mostraría no solo la historia de los Astilleros de Echevarrieta y su actividad, sino también sus orígenes en la Exposición Marítima de 1887, la dársena de Lacaissagne, la efímera historia de la Factoría Naval Gaditana, los astilleros de Vea Murguía y finalmente la llegada de Horacio Echevarrieta. En este sentido se podrían exponer las fotografías en gran formato de los buques más representativos que se construyeron en estos astilleros y los planos e imágenes del desarrollo industrial sobre los terrenos de San Severiano.

Especialmente representativo sería evocar la vida de los trabajadores de astilleros, vestuario, medios de vida y alimentación, herramientas, fotografías, etc. El Museo El Dique, situado en los actuales Astilleros de Puerto Real, puede servir de gran ayuda en este sentido. Allí se conservan por ejemplo los cristales con las fotografías originales que se hicieron a los efectos de la destrucción en el interior de los Astilleros de Echevarrieta. El fallecido Jesús Gargallo, quien fuera concejal de Cádiz y conocido líder sindicalista, guardaba en unas oficinas de los Astilleros de Cádiz una colección muy amplia de fichas de trabajadores en distinta épocas, incluidas las fichas de personal de quienes trabajaban en los astilleros en 1947. También conservaba libros de registro y cuentas que podrían recuperarse para este Museo.

2.5. Las víctimas de la catástrofe de 1947.

En orden de visita, esta sería una de las últimas salas a las que accedería el visitante después de recorrer las anteriores. Sería un sitio de especial tratamiento por el simbolismo que representa. En ella se expondrían fotografías e imágenes de las víctimas de la explosión, enseres personales, cartas, documentos en los que se hace especial referencia a ellos, esquelas de periódicos, etc. Estos objetos estarían actualmente en manos de sus descendientes y algunos de ellos están plenamente localizados. Un compromiso de custodia y permanencia podría permitir sin demasiados obstáculos su adquisición gratuita y definitiva por parte del titular del Museo.

La placa conmemorativa de las víctimas que existe en la Iglesia de San José sería una buena adquisición. También existe material documental en el Cementerio de San José, en concreto el Libro de Inhumaciones. Quizá estemos a tiempo también de recuperar las lápidas de mármol de algunas de las víctimas, tanto religiosas, particulares como niños de la Casa Cuna. Para conseguir esto habría que intervenir inmediatamente antes de su destrucción, si es que esto no ha ocurrido ya. También se podría exponer una de las mesas de autopsia en las que se depositaron a las víctimas y que podría conservarse aún en dicho cementerio, actualmente en estado ruinoso.

3. Otras dependencias del Museo.

3.1. Sala de lectura e investigación.

Sería interesante disponer de una sala de lectura e investigación donde se pueda acceder a los documentos, periódicos y revistas que contienen información sobre la catástrofes. Esta documentación podría consultarse de forma digital o en formato papel, original o facsimil. Se trata en definitiva de reunir un “corpus” documental sobre la explosión para que los investigadores puedan acceder a toda la información disponible en un mismo lugar. Esto serviría también para seguir trabajando en la búsqueda de nuevos documentos y piezas para el Museo.

Existen y están localizados y disponibles ejemplares originales de revistas de la época que trataron monográficamente el suceso. En el Archivo Naval de San Fernando, así como en el Archivo General de la Administración, existen unidades archivísticas con documentos originales que se podrían recuperar para la ciudad o hacer facsímiles.

3.2. Sala de imagen y sonido.

En este lugar el visitante podrá acceder en proyección continua a los vídeos documentales, imágenes del NODO, sonidos de la época, reportajes actuales, entrevistas y todo aquello que haya tratado la Explosión de Cádiz de 1947 bajo formato audiovisual. El reportaje “El cielo se puso rojo”, elaborado en 1997 por la Diputación de Cádiz con la colaboración de Diario de Cádiz y la Asociación de la Prensa, sería el elemento central de este espacio.

4. Actividades complementarias del Museo.

4.1. Ruta guiada por los lugares de la Explosión.

La oferta del Museo se completaría con una ruta guiada por los lugares de la Explosión, que consistiría en un paseo predefinido entre Bahía Blanca y San Severiano en el que se iría explicando a los visitantes lo que ocurrió en cada rincón de ese paseo y las escenas que en ellos se vivieron en torno al actual Instituto Hidrográfico y a lo largo de la calle Tolosa Latour, pasando luego por la casa de Varela, hasta terminar en el chalet “Las Terrazas”, uno de los pocos que sobrevivieron a la Explosión.

4.2. Acto conmemorativo del aniversario de la Explosión.

Como se viene realizando en los últimos años, pero bajo el auspicio ahora el Museo, cada 18 de agosto se mantendría de forma permanente una ofrenda floral a las víctimas de la Explosión frente al monumento que les representa, acompañado de otros actos que llenen este día de contenido como ha venido siendo también el concierto nocturno en recuerdo de la catástrofe, lecturas de relatos y documentos históricos, conferencias, actos civiles y militares, etc.