
Pascual Pery Junquera fue, indiscutiblemente, el héroe más destacado de la Explosión de Cádiz, aunque no fue el único, ya que cabe valorar del mismo modo las actuaciones del teniente coronel de infantería Antonio Ristori, el grupo de marineros que colaboró con Pery en la extinción del incendio que afectaba al segundo almacén de minas, el trabajo de los médicos y el personal sanitario que actuó en las calles y en los hospitales, y algunos otros que han quedado en el olvido.
Su decisión de dirigirse a la Base de Defensas Submarinas para apagar el incendio que pudo haber provocado una catástrofe mayor fue considerada por sus superiores digna de la Cruz Laureada de San Fernando, que sin embargo le fue denegada tal vez por el interés del Estado de restar importancia a la catástrofe de Cádiz o por las tensiones internas y competitividad existente entre las tres armas: Tierra, Mar y Aire.
Aunque hay quienes afirmaron, y aún afirman, que a pesar de la actuación de Pery las minas submarinas supervivientes no habrían explotado jamás por la escasa carga de fuego a la que estaban expuestas, sin embargo los investigadores consideramos que la heroicidad de Pery no consistió en evitar realmente una segunda explosión sino en intentar evitarla sin conocer a ciencia cierta las posibles consecuencias que habría acarreado y cuya duda mantendremos para siempre.